Comafri, empresa dedicada al procesamiento y comercialización de alimentos congelados, enfrentaba el gran desafío de seguir operando con biomasa como fuente de energía para sus calderas industriales, pero cumpliendo la norma ambiental de material particulado (≤ 30mg/Nm³).
Los sistemas convencionales no lograban mantener una reducción constante, especialmente durante episodios críticos de contaminación en el Valle Central, lo que ponía en riesgo su continuidad operativa y cumplimiento normativo.